SUEÑO EN LAS DIFERENTES ETAPAS DE LA VIDA
La cantidad y calidad de sueño varía en función de la etapa de la vida en la que te
encuentres, esto es debido a que el sueño no sólo cambia en función de la edad,
también intervienen algunos factores psicosociales, el estado de salud físico y el
emocional. La conexión entre preocupación e insomnio es evidente. La tensión y el
estrés son muy dañinos para el sueño.
El tiempo ideal de sueño es aquel que nos permite realizar las
actividades diarias con normalidad
Lactante (0-1 año)
En los primeros meses de vida no tienen un horario de sueño establecido y confunden el
día con la noche, Pasan la mayor parte del tiempo durmiendo (entre ocho y nueve
horas durante el día y ocho horas durante la noche) y se despiertan para alimentarse
cada pocas horas.
Infancia (1-12 AÑOS)
La duración de sueño recomendado durante la infancia cambia según la edad. Desde el
primero al sexto año de vida, suelen dormir diez horas por la noche y dos de siesta
durante el día. Entre los seis y los doce años, son entre ocho y diez horas de sueño
nocturno.
Adolescencia (12-18 años)
En la etapa de la adolescencia se recomienda dormir entre ocho y diez horas. Sin
embargo, la persona puede tener dificultades para dormirse pronto por la noche,
porque su reloj biológico interno realiza un reajuste y pasa a indicarle que se duerma y
se despierte más tarde. Este cambio es probable que se deba a la hormona del sueño
(melatonina), que se libera más tarde por la noche en adolescentes que en la niñez o en
personas adultas.
Por lo tanto, el hábito de trasnochar y dormir hasta tarde por la mañana es algo que
forma parte de la etapa de desarrollo en la que se encuentran, caracterizado por una
gran actividad hormonal a la que también está sometido el cerebro. Si les resulta
complicado dormir las diez horas recomendadas, la falta de sueño puede provocar falta
de concentración, somnolencia durante el día, dolor de cabeza, cansancio, bajo
rendimiento escolar, irritabilidad, ansiedad y depresión…
Edad adulta (18-70 años)
La mayoría de las personas adultas necesita dormir entre siete y nueve horas por la
noche para mantener una buena salud y funcionamiento mental.
El insomnio se vuelve más común según avanza la edad por los cambios que ocurren:
Cambios en los patrones de sueño. El sueño suele ser menos reparador, por lo
que es más probable que el ruido u otros cambios en el entorno provoquen
despertares. Con la edad, el reloj interno suele adelantarse, por lo que el
cansancio aparece antes por la noche y las personas suelen despertarse antes
por la mañana.
Cambios en las actividades. La falta de actividad puede modificar el patrón de
sueño. Además, cuanto antes se realice, más probabilidades hay de necesitar
una siesta diaria, lo que puede perjudicar la calidad del sueño nocturno.
Cambios en la salud. El dolor crónico deriva de afecciones como la artritis o los
problemas de espalda, así como la depresión o la ansiedad, pueden repercutir
en el sueño. Los problemas que aumentan las ganas de orinar durante la noche,
como los de próstata o vejiga, pueden interrumpirlo,
Trabajo y sueño
Las características de la actividad laboral pueden influir en la calidad del sueño, por
ejemplo, los turnos de noche. La presencia o no de luz ayuda al cuerpo a saber cuándo
mantenerse activo y cuándo dormir. Si se trabaja por la noche y se duerme durante el
día, el reloj interno del cuerpo necesita restablecerse para adaptarse a los cambios.
Por otra parte, si se trabaja por la noche con luz artificial, el cuerpo puede producir
menos cantidad de la hormona que ayuda a controlar los ciclos de sueño-vigilia
(melatonina).
Vejez
Aunque el tiempo total de sueño puede mantenerse (alrededor de 7h), es más probable
que aparezcan dificultades para conciliar el sueño, Suelen levantarse antes por las
mañanas, aunque en algunos casos, pasan más tiempo total en la cama para
compensar,
Además, el tiempo de sueño profundo es menor, sueñan menos, se despiertan de media
3-4 veces y son más conscientes de estos despertares.
Otras causas que pueden influir en la calidad del descanso son la necesidad de
levantarse a orinar (nicturia), la ansiedad y el dolor.
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