Y cuando salga el sol,
sus rayos no me cegarán,
porque
despierto desde el amanecer
veré que son buenos días
y que hay mucho por hacer.
Y cuando llegue la noche,
desgarrada y solitaria
no lloraré, pues,
pensaré que sólo serán unas horas
hasta que llegue la aurora;
y si esta no llega,
puede que en su lugar
haya otra esperando
que alumbre mucho más
y que, además,
no queme.
JOSE ANGEL