Ayer se celebró el día mundial de la salud mental, y ahí estuvimos nosotros, en la capital de Gipuzkoa, celebrando y reivindicando una salud mental y bienestar para toda la población.
Nos juntamos con diferentes colectivos, unas 200 personas. Organizaba la Fundación Why Not. Hicimos un recorrido para darle visibilidad a la salud mental y al final terminamos todos juntos comiendo en un restaurante.
Esta es la imagen de este año...
Y este el manifiesto que ha leído la federación en relación al día:
Manifiesto elaborado por el Comité Pro Salud Mental En
Primera Persona y la Red Estatal de Mujeres de la Confederación SALUD MENTAL
ESPAÑA.
Bienvenidas y bienvenidos al Día Mundial de la Salud Mental.
Este año dedicado a la infancia, la adolescencia y la juventud.
El despertar de la mente es un fenómeno natural, y nos
corresponde a nosotros y nosotras, la sociedad, crear unas condiciones materiales
y afectivas justas, para que la salud mental se desarrolle en un entorno de
bienestar.
Es por esto que, en nuestro Día Mundial, el Comité Pro Salud
Mental En Primera Persona, y la Red Estatal de Mujeres, emplazamos a los
poderes públicos, y a la sociedad en general, a que hagamos una lectura sincera
y exigente de los derechos humanos, y de los valores que los sustentan, como
son la igualdad de oportunidades y la no discriminación.
La infancia es el sueño efímero de la inocencia. En esa
edad, comenzamos a explorar el mundo, y descubrimos el verdadero significado de
la amistad. Ningún niño o niña tendría que ser apartado del regalo que es la
ilusión.
En la adolescencia empezamos a fijar los rasgos de nuestra
identidad, y el sentido de pertenencia a un grupo. ¿Qué mejor enseñanza aquí
que la aceptación de la diversidad?
En la juventud formamos nuestros ideales, cuestionamos las
normas, y tomamos conciencia del tiempo futuro, en lo que sería el nacimiento
de la esperanza y de la preocupación. ¿Cómo conseguir un proyecto de vida
independiente?
Esta es la naturaleza, sin embargo, en la sociedad que
vivimos acechan multitud de peligros para la salud mental, y el resultado es
que:
1 de cada 7 personas jóvenes, entre 10 y 19 años, padece
algún trastorno mental;
la mitad de los problemas de salud mental aparecen antes de
los 14 años;
1 de cada cuatro jóvenes declara haber tomado psicofármacos;
y lo peor, 9 de cada 100 jóvenes experimentó ideas de
suicidio “continuamente o con mucha frecuencia”.
Efectivamente, los factores de riesgo, aparte de los
condicionantes genéticos, se han localizado: la normalización de la violencia y
el acoso; la presión social del grupo; la distorsión de la propia imagen, que
puede terminar en problemas de anorexia o bulimia; las adicciones; el sobreuso
de las redes sociales; la toxicidad que introduce el consumo de pornografía; o
la aparición de un insano deseo de control en las relaciones de pareja, donde
la parte perjudicada suelen ser las mujeres jóvenes. Todo esto genera un laberinto
de confusión del que es difícil encontrar la salida.
Siendo así, desde el Comité y la Red de Mujeres, llamamos a
no bajar los brazos, a trabajar una respuesta, y a movilizar los recursos
necesarios:
Es oportuna una mayor coordinación entre los ámbitos
sanitario y educativo, para una perspectiva múltiple e integradora.
Echamos en falta una educación emocional que prepare a la
persona joven para un eventual episodio de frustración, en esta sociedad de la
imagen, individualista y competitiva.
Sería bueno formar a los docentes para lograr una detección
temprana de los problemas de salud mental, y también del riesgo de suicidio.
Hay que seguir sensibilizando a la población juvenil con el
objetivo de poner a la salud mental en un plano de cuidado y preservación.
Tenemos que ofrecer más espacios de diálogo y reflexión a la
juventud, para que no sientan temor o culpa a la hora de exteriorizar los
sentimientos más íntimos.
Y por supuesto, humanizar las relaciones interpersonales,
por ser ahí donde residen las claves de una sociedad más saludable.
En definitiva, tenemos que transformar los síntomas de la
tristeza, del cansancio, de la apatía, o de la ansiedad, en emociones como la
esperanza o la ilusión. Y para que la vida sea, ante todo, un lugar para vivir.
Aunque no queremos cerrar esta lectura sin acordarnos de la
infancia y juventud migrante, que sufren el desgarro de un conflicto bélico, y
se ven obligados a abandonar sus lugares de origen. Esperamos que encuentren
entre nosotros y nosotras el bienestar al que todo el mundo tiene derecho.
Comité Pro Salud Mental En Primera Persona y Red Estatal de
Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA.