GAUR, NIRE LEHEN EGUNA EGUNEKO UNITATEAN / HOY ES MI PRIMER DÍA EN LA UNIDAD DE DÍA

He venido a unidad de día. Mucho antes había estado en otro hospital de día. Hace unos nueve años, cuando recaí en mi enfermedad. Entonces, no lo pasaba mal. Estaba en el hospital de Mataró, y allí hacíamos actividades. Pero después me derivaron a un centro del Masnou. Allí no recuerdo qué nos planteaban hacer, pero yo me escapaba. Iba a Barcelona a pasear. La directora de allí me preguntó si iba a Barcelona a ligar. ¿?. Me quedé a cuadros. Entonces, dejé de ir allí. 

Por eso, aquí, no sabía qué me encontraría. De momento, gente muy maja. Una enfermera, una chica muy amable, que se llama Aida. Dos terapeutas ocupacionales, Jaione y Cecilia. Un buen equipo. 

No sé qué podré hacer, aquí. Mi idea era poder escribir. Me gustaría participar en el blog. Hacer una pequeña aportación.

No creo que hiciera un buen relato. No tengo mucho que decir. Mi vida es limitada. Estoy con mi madre, en casa. Con la Pichi; es una gatita. 

Aquí se pueden hacer muchas actividades. Se puede pintar, y dibujar. Escribir. Ah. Yo, desde pequeña, siempre había querido ser escritora. 

Me gusta mucho leer, también. Sobretodo novela policíaca y negra. Me lo paso bien, por las tardes. Me pongo con mi Pichi, mi gatita, en el sofá y leo algún libro. Me encanta ese rato. Mi madre hace la siesta, y yo estoy tranquila. Me pongo un café. 

Me gusta escribir. Llevo toda la vida escribiendo. Desde hace muchos años. He ganado muchos premios de poesía y de relatos. Una vez me dieron el comarcal de donde vivía. El de la comarca del Maresme. Y me dieron un viaje a Túnez de premio. Fui allí con mi hermano. Me lo pasé genial. Me gustó mucho el sitio. 

No sé qué sabré hacer en unidad de día. Me gustaría que fuera un sitio donde afianzar la buena salud mental. De momento, es un sitio agradable. Un entorno social agradable. 

Si yo tuviera que empezar a relatar mi vida, debo decir que hay una cosa que me marcó. Una, la muerte de mi hermana, Lucía, a los treinta dos años. Ella murió hace ya dieciocho años. Pero sé que su muerte, acaecida cuando yo tenía treinta años, me marcó para mal. Me dejó tocada. Y casi hundida. Tuve que aprender a dejarla ir. A olvidarla. A perderla para siempre. 

En casa, no hago muchas cosas. Lo que más, ir a la compra. Me gusta comprar. Demasiado. También online. Y no dejo de comprar cosas. Eso es un problema. 

Me gustaría estar sola, sin estarlo. Sentirme apoyada por la gente, y llevar adelante mi vida. No quiero una pareja. Estoy bien sola. 

Creo que, como primer día, ya está bien. No necesito más explicaciones. Me gustaría cumplir y hacer lo que debo aquí. 

Ahora debo esperar, y espero. Me siento confortable. Me gusta este tiempo, que sabe a palabras y silencio. Me gusta pasar el rato mientras observo lo que me rodea. Me gusta estar en casa, con la gatita durmiendo, en un sofá. Y yo leyendo. Me gusta sentirme útil. Hacer algo interesante. 

Debo esperar, y espero. La vida es una espera, continua. Difícil, a veces tensa, pero es una espera. En esa espera, nos pasamos la vida. Y acaba muy pronto. De golpe. Ale. Hasta nunca. 

Me gustaría ser capaz de escribir continuamente. Hacer un relato que fuera, a la vez, bonito y entretenido. Siempre he escrito sobre mujeres. Sobre lo que hacen con sus vidas. 

CRISTINA