Aún recuerdo el día que recibí la llamada de mi nuevo futuro.No quiero poner nombres de gente ni entidades, porque para mí, guardar mi vida y contar las cosas es un problema muy grande que tengo- Hola Susana. Sé que llevabas un tiempo esperando mi llamada. Llamaba para decirte que el lunes tienes que comenzar.
Yo conteste con un "gracias de verdad por darme esta oportunidad" y colgué.
Tenía 3 días por delante para escribir en mi cabeza y en papel, como sería mi nueva rutina.
Hasta ahora, durante casi 2 años, había sido siempre la misma, y ahora, un cerebro con varias enfermedades mentales tenía 3 días para organizar su nueva vida, y con ella, la de sus allegados.
No miento si digo que llore. No sabía bien si era de felicidad porque por fin, después de muchos años, me veía capaz de salir al mundo, o de tristeza por separarme de mi refugio y con el, su gente, pero estaba decidida, quería y tenía que salir al mundo, por mi, por mi hijo y por mí pareja.
Cuando llegó el lunes, llegue 15 minutos antes. Cuando tienes ciertas enfermedades o rituales, por mucho que quieras, no puedes cambiarlos, y llegar siempre antes, era y es uno mío.
Me encontré con gente dispar. Lo primero que miro a la gente es su pelo. Es una manía mía. Pelo largo, pelo rizado, hombres, mujeres... Todos con algún por qué para estar allí. Eso, en cierta forma, me reconfortaba, no sería la única en ser "rara", la bicho raro que me considero y que a veces, debido a mi enfermedad, lo soy.
El primer día transcurrió con normalidad. No suelo hablar. No lo hice. Me felicitaron por ser madre y por hacer un ejercicio bien.
Pasaron los días. Día dos. Día 3. Exámenes. Videos. Charlas. Lágrimas. Enfados. Agobios. Ataques de ansiedad. Y así, 3 meses. 3 meses de una nueva vida que en parte, por obligación, decidieron cambiarme, pero que en el fondo, sabían que era mi momento. Eso decían. Yo no sabía si lo tenía tan claro como la otra gente. Al final, con mucho esfuerzo, me di cuenta de que si. Mi nueva rutina hizo que después de 2 años, tuviera unos horarios normales. Una vida de una madre trabajadora normal. Podía por fin explicarle a mi hijo que iba a "trabajar", y que qué era trabajar, y no al médico por buruko miña como cada día desde hacía años, le tenía que explicar de una manera que él lo entendiera. Podía por fin ver a otro tipo de gente, conocer gente que a día de hoy, que sigo allí, son mi alegría a las mañanas. Podía sentir que después de haber estado en el pozo más profundo existente, y lo digo de verdad, podía tener unas escaleras para subir poco a poco, y no salir de él, porque nunca saldré de ese pozo, pero ese pozo de ha convertido en un hogar, y no da miedo, como me daba antes, o quizás en ocasiones si de, pero con ayuda, voy superándome día a dia. Me he dado cuenta que puedo mantener una rutina, sin excusas, levantarme cada día a las 6 de la mañana y pensar "por fin, voy a trabajar". Dar un beso a mi pareja y mi hijo, a ellos que han vivido todo mi proceso y decirles con tranquilidad que se vayan, que me voy a trabajar, sin tantas ideas de suicidio y con la tranquilidad, que estaré en un sitio seguro, sintiéndome realizada y con compañía muy agradable. No es que antes no estuviera segura, pero quizás, ahora es otro tipo de seguridad.
Ojala pudiera dar nombres de la gente que me rodea. Tengo tanto que agradecerles. Me han acogido como a una más, sin malas caras ni cuchicheos. Es gente que cada día, con una sonrisa te saludan, a pesar de lo que pase por su cabeza o su corazón, y yo por fin, he podido abrirme a ellos. Llamar guapo a un chico sin ideas raras, dar abrazos a una amiga que la siento como mi hija, enfadarme y al rato querer a esa persona por su infinita paciencia, llamar mago, o novio o chicos sin que me den asco.
Lo que nunca pensé que iba a vivir, lo estoy viviendo. Y no sé a quién tengo que dar las gracias, sin olvidar los que cada día me hacen la vida más fácil. Por fin me siento realizada. Por fin llegan las noches y digo un "que cansada estoy de trabajar" , que lo veía tan lejano hace unos meses. Por fin le puedo explicar mi día a mi familia, como trabajo, como es la gente, o cotillear. Por fin puedo hablar con gente casi sin miedo.
Por fin, la nueva Susana se está formando. Y seguro que es más fuerte que la de antes.
Susana B.