Hoy os dejamos el relato de nuestra compañera Gemma, que ha
ganado el Segundo Premio del III Concurso de Relatos del Hospital Psiquiátrico de Araba,
aquí os dejamos su experiencia y su bonito relato ¡Enhorabuena Gema!
Estoy muy contenta por haber ganado el segundo premio del concurso de relatos del Hospital Psiquiátrico de Álava.
Los primeros que me felicitaron fueron mis compañeros de la Unidad de Día del Centro de Salud Mental de Beraun y personal y me hizo muchísima ilusión.
Esto me motiva a seguir escribiendo ya que es mi mayor pasión.
Muchas gracias,
Gemma.
MARIA Y
MARTA, DOS ALMAS UNIDAS
Hacía muchísimo calor aunque era Diciembre. Un día de
viento Sur, de esos que te invitan a ir a la playa, aunque no vivas
precisamente en reiterado Sur, sino en Donostia.
Marta de carácter risueño y con mucho sentido del humor se
encontraba muy decaída, ya que María, su mejor amiga, había fallecido
recientemente, como consecuencia de una metástasis tan enorme como injusta, al
igual que la inmensa mayoría lo son. Había permanecido junto a ella hasta el
último momento.
Marta recordaba como María y ella desde niñas unían las
palmas de sus manos y se decían “Amigas hasta el final”.
“Si el maldito cáncer no hubiera asomado sus garras en tu
cuerpo, hoy estarías viva” pensaba para sus adentros, como si su amiga estaría
frente a ella escuchándola.
Bajó al portal por si había alguna carta y al abrir
el buzón vio un sobre de color azul mar, le extrañó porque normalmente se envía
de color blanco o crema. Cuando lo cogió en sus manos y empezó a leer su
nombre, un gran escalofrío, recorrió su cuerpo. La letra era de María. “Pero si
falleció hace 6 días ¡no entiendo nada!”. Apenas se repuso del susto y sin
salir a la calle abrió el sobre y comenzó a leer.
“Querida Marta:
Te extrañará
muchísimo esta carta, ya que no estoy en este mundo. La persona que está
escribiendo por mí, se encargará de enviártela.
Deseo desde lo más
profundo de mi ser, darte las gracias por la complicidad, el cariño y tus
ánimos que me has demostrado durante toda mi enfermedad y a lo largo de todos
estos años.
El día que cierre
los ojos y haga el último viaje de mi vida, sé que tu serás la última persona
que lleve en mi pensamiento.
Confiábamos la una
en la otra. Nos contábamos nuestros sueños, miedos, ilusiones, dudas y todo
aquello que para las dos era tan importante.
Hay algo que nunca
te dije. Creo que si mi enfermedad no hubiera sucedido, seguramente te lo
hubiera dicho, aunque supiera que nuestra amistad nunca fuera a ser igual…”
Se sentía azorada, confundida a medida que la leía. Entró
un vecino, el cual, algo raro notó en su cara ya que le preguntó:
- Marta ¿Te ocurre algo?
- No, gracias, nada.
Respondió sin mirarle al rostro.
Él se extrañó y subió en el ascensor.
Salió a la calle y se sentó en un banco cerca de su casa.
Siguió leyendo.
“…¡Cómo podría decirte
Marta lo que significas para mí! Nos conocimos en el colegio cuando teníamos 8
años.
No sé en qué
momento exacto, me fui fijando en ti, sí, lees bien como mujer. Estoy enamorada
hasta el infinito de ti.
Lo que hubiera dado
por haber besado tus sensuales labios, por acariciar tu blanca y fina piel, por
haberte cogido de las manos no como amiga sino como amante, por haber rozado
con las puntas de mis dedos tus enhiestos pezones y haber masajeado tus pechos,
por decirte palabras bonitas al oído, por haberte hecho el amor con pasión,
entrega y dulzura. Marta sentía una sensación de emociones indescriptibles….”
Era muy fuerte enterarse y además así.
“…Te preguntarás
que cómo estaba saliendo con Enrique si soy lesbiana. Con él sentimentalmente
nunca tuve nada, hasta el final nos unirá una gran y verdadera amistad”
Teníamos hecho un
pacto entre los dos, haciendo ver que estábamos enamorados.
Enrique en sus
ratos libres estudia teatro, pues su mayor ilusión sería debutar en un escenario,
es algo que desconocías.
Ya sabes que yo
hacía teatro en el colegio y siempre me decían que lo hacía muy bien, como ves,
de algo me ha servido.
Ha sido la mejor
representación de toda mi vida, aunque también con mucho dolor, porque tenía la
sensación de estarte engañando.
Te escribí un
montón de cartas durante ocho años, aunque nunca te las dí por pudor y pundonor
.Si algún día las deseas leer, no digo tenerlas, se las puedes pedir a Enrique.
Como comprenderás,
él es el que está escribiendo esta carta ya que yo no tengo fuerzas para
hacerlo, porque mi energía se va apagando. Yo solo escribí tu nombre y tu
dirección en el sobre azul ya que es tu color preferido.
Marta, te deseo que
seas muy feliz con Andrés, hacéis muy buena pareja; y que la vida te sonría en
todo. Lucha por tus sueños.
Te quiero
muchísimo. Hasta siempre.
María”
A Marta, aunque llevaba gafas de sol, eso no impedía que
profundas lágrimas bañaran e inundaran
su cara.
Se sentía tan mal y a la vez, tan bien…Abrió su bolso,
sacó su móvil y marcó un número de teléfono.
Al otro lado, una voz preguntó:
- ¿Quien es?
- Enrique, soy Marta
Se hizo un breve silencio, reaccionando él.
- Marta, ¿has leído la carta?
- Si, lo sé todo. Necesito leer, y sobre todo, tener esas
cartas cuanto antes.
- Si quieres te las llevo mañana.
- No ,por favor, hoy, tiene que ser hoy
- De acuerdo, dentro
de una hora estaré en tu casa
- Gracias, hasta luego.
- Hasta luego
Volvió a marcar otro número, y enseguida le respondió:
- Si, Marta, dime
- Andrés, se terminó, punto y final a nuestra historia
- De acuerdo, Marta
- Gracias, hasta pronto.
- De nada, hasta pronto.
Lo que María nunca supo es que la relación de Marta y de
Andrés, era un paripé, aunque lo más importante es que Marta la amaba profundamente.
Paradojas de la vida.
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¡Qué intriga durante todo el relato!Muy bien escrito, me ha gustado mucho y me alegro por ese segundo premio, bien merecido!!Sigue escribiendo como tú sabes, y sobre todo, sigue disfrutándolo. Zorionak Gemma!! Virginia
ResponderEliminarBlonita historia y bien desarrollada...
ResponderEliminarEstamos muy orgullosos de ti,sigue escribiendo queremos disfutar de tus relatos y sobre todo se siempre FELIZ.ARAN E IÑAKI.
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