" La casa que has construido"

 Durante mis 26 años, he podido vivir en muchas casas, cada cual con sus diferencias.

Los primeros años, viví en una casa grande, muy grande, blanca y verde, y en la parte trasera, tenia un trozo de terreno en el cual poníamos una piscina para cuando éramos pequeñas y hacia calor. Nunca la consideré mi hogar. Nunca me transmitió el calor de un hogar.
La segunda casa, era un ático muy muy pequeño y oscuro. Cuando subías las escaleras, tenías que ponerte de cuclillas para poder entrar, pero a mi me gustaba, porque debajo de esa casa había una frutería, y cuando me aburría, iba y les ayudaba. Tampoco sentí el calor del hogar.
La tercera casa ha sido la más bonita. No le faltaba nada. 2 pisos, luz, muebles caros, chimenea, ¿qué más se puede pedir? Pues el calor del hogar.
Puedo tirarme horas y horas escribiendo sobre casas en las que he vivido, porque he vivido en muchas, y siempre le decía a la gente que echaba de menos el calor del hogar. Llegar a casa y ese calor, ese olor a comida, que no es el olor a comida, si no a amor, a hogar, esas mantas en invierno con películas, y ese prepararte para ir a la playa o a la piscina en invierno.
Siempre he buscado esa sensación. Nunca la he tenido, ni de pequeña. Busco esa sensación por las malditas películas de la televisión de amor, de Navidad.
Pero cuando tocas fondo, como es mi caso ahora, te das cuenta, que ese hogar no existe.
Puedes vivir en más de 10 casas, o 20, ninguna olerá a galletas, a mantas, o a calor de verano.
Nunca entrarás y te quitarás las zapatillas y tocarás el suelo frío y dirás un "por fin en casa", porque ese "hogar" no existe, porque el hogar no es algo material, es la gente que está con nosotros.
Es una pareja que te pregunte qué tal el día, que te quite los zapatos, y que te ande en el pelo. 
Es una pareja que si lloras te ande en la espalda, y si ríes te tire agua, que te lleve a sitios que no conozcas y te de sorpresas cuando estás mal.
Un hogar es los abrazos de tu hijo, que le digas "guapo" y el te responda "preciosa" u os tiréis 10 minutos diciendo quien quiere más a quien.
Es ducharte con el y echarle mascarilla de chocolate y el se la intente comer. Es olvidarse su peluche por medio de la casa y que te de igual, porque ese peluche también es tuyo, porque tu corazón, ya no te pertenece, le pertenece a ese "hogar" que de una manera u otra, habéis construido.

Susana