Mi lenguaje
podrá parecerte infantil, pero es así
como me quiero sentir, porque son piezas que me faltan para completarme. Siento
haber vivido mil vidas en la noria de las reencarnaciones, y siempre buscando lo
que falta para tener sentido todo lo que hago.
La Unidad de
Día, o el “cole” como prefiero llamarlo yo, me ha dado la oportunidad de rascar
una montaña de sentimientos que tengo dentro de mi yo interior o que me rodean
y ahora soy capaz de interpretarlos más correctamente.
No te voy a
engañar, el cole es muy divertido y siempre estamos jugando, es cuestión de
darle imaginación y tener el corazón abierto a Dios. Todo lo demás nos lo da en
cada momento que Él crea y no se olvida de nosotros en ningún momento.
Mi
inteligencia me alcanza a decir que no se nada de nada y que todo cambia en un
instante. Ahora es más fácil integrarme a nuevos grupos y ponerme de acuerdo
con gente con la que no estoy de acuerdo, porque todo me hace reír.
Voy
conociendo a los que aquí estamos, a las “profes” y a los demás compañeros. Son
todos excelentes, suelo tener un momento para cada uno, y a veces puede parecer
mucho o poco, pero eso es algo que luego tiene más significado que el que
parece que le damos en en momento que ocurre.
Os contaré
como vine a este centro de día: Mi vida era una gran suerte para mi porque me
estaban pasando cosas maravillosas, (eso veía yo pero no lo demás) Un día en
que más arriba me vine, llamaron a la policía y siete agentes me ingresaron
en un Locutorio, jeje, Maniconio o llámale Psiquiátrico, unos 33 días, decían que
estaba muy arriba, muy alterado. Yo apenas podía contar lo que sentía porque no
hay palabras ni entendimiento posible cuando tienes un tipo de sueños aunque
sean despiertos.
Allí en San Sebastián me trataron como a un cliente vip 5
estrellas. Me daban todo lo que necesitaba y el trato fue maravilloso aunque en
mis silencios lloraba por haber perdido mi equilibrio de libertad. Estuve también
en una unidad de colegio para mayores; me divertía todo lo que me dejaban, pero
como venia de un ingreso, no confiaban en que mis ideas fueran a servir de algo
y me restringían el material al que podía tener acceso.
Un día me
dieron la alegría de que me cambiaban de centro al de al lado de mi casa, lo había
visto un día en una visita y me parecía super preparado tanto en instalaciones,
como en personal docente y en compañeros de actividades. Este es el Centro de Día de Renteria, pero yo
lo voy a llamar “COLE” de colegio, porque todo son escalas es las que queramos
encajar, y yo ya te cuento que busco a mi ÑIÑO INTERIOR, el que me lo da todo y
al que se lo quiero dar todo.
Desde el
principio vi que podía aprender mucho de mi ñiño al ingresarlo en este colegio,
asi que no opuse ninguna resistencia y le di alas al proyecto. Y no falló, quería
venir todos los días y apuntarse a todas las actividades que le mandaban. Otras
las veía y sencillamente me acercaba y me ponía a jugar con ellos. Imagínate,
planchar, cocinar, fregar, pintar,
charlar, dibujar y mil cosas más que ahí están para quien quiera ponerse a
recuperar esas pequeñas instrucciones que llevamos en el corazón y sabemos que
nuestras madres nos las enseñó. En mi caso, cada paso que daba aquí, era como
miles de pasos de otras civilizaciones queriendo lo mismo que yo y que me
apoyaban a seguir. Dentro de mi brotaban innumerables lágrimas porque me hacían
sentirme pequeño, frágil, vulnerable, como necesitando a mi madre, y eso es lo
que me hizo cambiar, lo daba todo por mi madre, y a través de ella me enseña lo
mejor de mi padre, me da recuerdos.
Ahora busco
las autenticas cosquillas, las que me llevarán a los brazos de mi madre y de mi
padre.
Si, todo
esto lo aprendo en el cole y con las personas con las que estoy.
Gracias a
todos, mil besos por llegar a mostrarme que hay verdades eternas y que hay que
seguir creciendo. Cada uno a su ritmo. Suerte y besos para todos. De corazón a
corazón.
Juanfran
También aquí hay compañeros que llaman al centro "el cole", como tú dices. En realidad, a veces todos lo vemos como una escuela para la vida. Es bonito. Un fuerte abrazo y mucha suerte
ResponderEliminarque bonito relato del niño que llevamos dentro.
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