LA NIÑA
Abrió los ojos y no había nada.
No era de noche pero todo estaba oscuro.
Miró a su alrededor; la gente era extraña, no entendía qué
decían.
Nadie la tocaba, nadie le enseñaba. Y lo que salía de su boca, nadie lo
escuchaba.
Dejó de hacer ruido. Comenzó a hacerse invisible; siempre en los rincones, observando sin
cesar.
Miraba y miraba y su adentro crecía. Aprendía qué quería, de saber qué no quería.
Y fue creciendo, y siguió observando; y siguió callando.
La gente le estorbaba, no veía el mundo como
los otros, no entendía esas vidas. Lo
blanco era negro y decían que no. Y
calló más. Y se escondió.
Y siguió creciendo. Y todo era igual.
Y vivió sola; esperando.
Luchaba contra molinos de viento y siempre
perdía.
Solo una idea fija la sujetaba aquí; su única verdad, su dios en la tierra.
Ahora pensaba, ¿sería eso que llamaban raro
avis?
Paula
Para la terapeuta y amiga Virginia, sé que poco a poco vas haciendo tu camino.
Suerte y abrazos.
¡Qué bonito escribes!No dejes de escribir desde el rincón de Paula. Yo desde mi rincón quiero seguir leyendo tus relatos. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, Paula, por esta dedicatoria!!me han emocionado tus palabras. Gracias por compartir con los demás tus pensamientos, eso hace que nos sentamos más cercanos a tí y podamos entenderte mejor. Sigue escribiendo, que se te da muy bien. Un beso enorme! Virginia
ResponderEliminarUna maravilla, me ha encantado. Bonitas palabras con un gran mensaje. No dejes de escribir nunca para que podamos seguir disfrutando de tu arte.
ResponderEliminarMuy bonito
ResponderEliminarSiento no haberos respondido antes. Pero lo hago ahora, muchas gracias a todos por vuestras bonitas palabras. Paula.
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