Este fin de semana nos toca mover las agujas del reloj de casa, de la sala... toca hacer el cambio de hora. ¿Pero cómo nos afecta ese cambio?
Se han realizado muchos estudios acerca de cómo el hecho de adelantar una
hora los relojes el último fin de semana de marzo puede afectar al organismo,
aunque ninguno de ellos aporta resultados concluyentes sobre las consecuencias
de un cambio brusco de horario tiene sobre los ritmos circadianos.
Lo que sí es un hecho comprobado desde una perspectiva fisiológica es que
el efecto más inmediato del cambio de hora es una alteración en la secreción de
melatonina, una hormona que actúa regulando los estados de vigilia y sueño en
función de la luz solar: a más luz se produce menos melatonina, por lo que la
función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de forma más
tardía.
A ello hay que añadir que el horario de trabajo sigue siendo el mismo, por
lo que en realidad, desde la perspectiva del reloj biológico, nos levantamos
una hora antes de lo habitual, rompiendo la rutina del sueño, de modo que no se
descanse lo necesario. Es un efecto similar al que se produce con el jet-lag
cuando se viaja en avión a un país con un uso horario diferente.
Esta desregulación en la secreción de melatonina es suficiente para que el organismo se resienta y aparezca el cansancio, la fatiga e incluso la irritabilidad de las personas. A quienes más afecta el cambio horario es a los niños y las personas mayores, ya que tienen una mayor sensibilidad ante estos cambios hormonales. Pero en cualquiera de los casos el organismo se recupera rápidamente y se adapta rápidamente, en apenas tres días, al cambio de hora regulando nuevamente los ritmos circadianos.
Otros efectos del cambio de hora
Pese a los muchos
estudios realizados en relación al cambio horario y sus efectos en el organismo
humano, hay algunas cuestiones que aún se encuentran entre interrogantes, dado
que los datos son meramente estadísticos y no se ha podido establecer una
relación causa-efecto.
Así, por ejemplo,
alguno de estos estudios pone sobre la mesa la posibilidad de que el cambio de
hora que se realiza en primavera con un ligero aumento de los infartos de
miocardio en los días inmediatamente posteriores, mientras que se reduce con la
restitución del horario normal que se produce en otoño.
Otro tanto parece ocurrir con el índice de suicidios y el número de accidentes de tráfico: más en los tres días posteriores al cambio horario primaveral y menos en el otoñal. Sin embargo, son planteamientos no generalizables y que, en todo caso, deberían ser circunscritos a personas muy sensibles.
Ya han pasado algunos días y yo todavía estoy descentrada. Esta bien saber qué todo esto tiene una base científica. gracias por el articulo.
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