El vuelo del Jilguero
Un Rey tenía un Jilguero en una jaula, cuando le vino bien dijo al sirviente:
- Este Jilguero me ha servido bien, sus trinos poderosos y precisos me han deleitado
en demasía, pero estoy triste, este pobre pájaro no sabe lo que es la libertad desde
hace mucho tiempo -pensó el Rey-
- Está decidido... lo soltaré!
Se le abrió la jaula y el Jilguero se puso a salir, pero en vez de volar se encaramó a una
ramita cerca de la jaula. El pájaro seguía parado en la misma rama desde que se abrió la
jaula.
Día tras día y ya van tres, no había forma de moverlo y si lo intentabas cogerlo te picaba
con su afilado pico.
- ¡No lo entiendo! -se lamentaba el Rey-
- Le doy la libertad y en cambio se niega a volar y emprender su camino, ¡ya no se
lo que hacer!
Transcurrido unos días desde el lanzamiento de la jaula, el Rey anunció que ofrecería
una recompensa a quien consiguiera hacer volar al animal, que ya estaba muy debilitado
por no comer.
Prácticamente todos los habitantes del reino lo intentaron, ofreciendo los más ricos
alimentos, las mejores canciones. Todo inútil, nada parecía funcionar.
Uno de esos días en los que el Rey estaba junto al Jilguero animando para que volara, una anciana pasó por allí y al ver la situación negó con la cabeza...
- Majestad!-dijo la anciana-
- Ha llegado a mis oídos el problema que tiene con este jilguero, pero así nunca
lograrás que el animal vuele.
- Y que debería hacer entonces? -dijo el Rey-
- Quizá no habéis comprendido que es lo que le sucede a este pájaro es lo que le ocurre a la mayoría de las personas -contestó la anciana-
- ¿A la mayoría de las personas? Que me está queriendo decir con ello -respondió
indignado el Rey-. Pero sí tanto sabe usted dígame cómo conseguir que vuele!
- Está bien, primero tengo que ir a hacer recados al mercado... pero a la vuelta ese
Jilguero volará -dijo la anciana-
El Rey se quedó pensando y se dijo a sí mismo... esta anciana me está tomando el pelo!
Pasadas unas horas, cuando el rey estaba contemplando desde su torre el vuelo de otras aves observó atónito que el Jilguero, que no se había movido en días, estaba en el aire. Miró
abajo hacia la jaula y vio a la anciana sonriendo.
Bajó corriendo las escaleras a toda velocidad para encontrarse con ella y que no se le
escapara....
- Lo ha conseguido, lo ha conseguido -gritó el Rey-
- Pero dígame. ¿Cómo lo ha conseguido?.
- En realidad no ha sido tan difícil.. simplemente le he cortado la rama que le
sostenía.
J.M.
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