Hoy os dejamos un cuento que hemos leído en el programa de Estimulación Cognitiva y nos ha parecido interesante. El cuento se titula "Pedro y el hilo mágico" y hablas sobre la importancia de vivir, y aprovechar, el presente, sean cuales sean las circunstancias de este. En ocasiones solemos fantasear sobre el futuro, pensando que nos irá mejor todo, o también nos da por recordar con añoranza el pasado, sin darnos cuenta de que estamos idealizándolo.
Como nos dice Brian, "
de este cuento podemos sacar la enseñanza de que hay que disfrutar el presente y dejar de lado la ansiedad que provoca el futuro, ya que el futuro no existe, solo tenemos lo que hay a nuestro alrededor ahora. La belleza está en lo simple, y de nosotros depende que nuestro presente, por más simple que sea, lo podamos pasar lo más ameno posible. Todo vale, todo cuenta, los buenos momentos para disfrutar y los malos momentos, para aprender".
Pues es cierto. El pasado, pasado está. Y el futuro...uff... queda muy lejos.
os dejamos el cuento:
Pedro era un niño muy vivaracho. Todos
le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad. -
¿Cual?
Era incapaz
de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar
el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar
jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro
estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear
los momentos especiales de su vida cotidiana.
Una mañana, Pedro estaba caminando
por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un
trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño
profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda.
Al abrir los ojos, se sorprendió de ver
una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos
blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana.
En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero
en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
La anciana le dijo: "Pedro, este es el hilo de tu vida. Si
tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con
todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días" Pedro estaba muy excitado por este
descubrimiento. "¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana
se la entregó.
Al día siguiente, en clase, Pedro se
sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un
poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente
del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser
adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer
consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
De pronto, ya era un adolescente y tenía
una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había
aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de
su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años
pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto.
Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra
cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su
madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía
sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y
esperó a que se produjeran cambios.
Pedro comprobó que ahora tenía 90 años.
Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también,
había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían
iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro
comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había
pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en
el camino.
Pedro se puso muy triste y decidió ir al
bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su
espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se
habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso
natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.
Al cabo de un minuto, oyó una voz que le
llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana qu
muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi
regalo?", preguntó ella.
Pedro no vaciló al responder: "Al
principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin
que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos
tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar
ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida.
"Eres un desagradecido, pero
igualmente te concederé un último deseo", dijo la anciana.
Pedro pensó unos instantes y luego
respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir
otra vez la vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido.
Pedro volvió a oír una voz que le
llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?, se preguntó. Cual no sería
su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil,
saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había
concedido el deseo de volver a su niñez.
Ni que decir tiene que Pedro saltó de la
cama al momento y empezó a vivir la vida tal como había esperado. Conoció
muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó
cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por
el futuro y empezar a vivir en el ahora.
- Fragmento tomado de "El monje que
vendió su Ferrari" Robin S. Sharma-
Es muy eficaz en su enseñanza....me gusta.
ResponderEliminarMuy interesante el cuento, es cierto que perdemos mucho tiempo en pensar en cómo deberían ser las cosas y olvidamos disfrutarlas tal y como son.
ResponderEliminarMuy interesante, lo usaremos en la asamblea para que nos ayude a reflexionar.
ResponderEliminarQué chulo
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