En un lugar de Euskadi vivía un matrimonio con una hija de 3 preciosos años. Un día la ama le dijo al aita que se quería separar. El se hundió. A su vez, su admirado suegro estaba enfermo terminal y su padre también. Una vez abandonado el piso conyugal, se compró otro piso mas abajo, para estar más cerca de la hija. Además habló con la profesora para poder ver a su hija en los recreos y la profesora accedió, no sin antes decirle que la niña no le haría ningún caso. Pero se equivocó porque la niña iba siempre a sus brazos.
Así pasaron los meses y el aita cofundó, junto a otros 3 aitas, una Asociación pro-custodia compartida que fue reconocido a nivel de Euskadi. Fue grande la labor que hizo en defensa de la igualdad de derechos, después de una ruptura matrimonial. Pasaron los años y el aita empezó a gastar compulsivamente, comprando todo tipo de cosas para llenar el vacío de su hija y su mujer. Estaba cayendo enfermo sin darse cuenta. Entró en otra Asociación de la misma índole que la primera, pero a nivel estatal, que también fue reconocida.
Vivió en varios pisos sólo, en pisos compartidos y en un camping. En el último piso en el que vivió en Donostia, cayó definitivamente enfermo y lo trasladaron al Psiquiátrico de Donostia. Después de un mes, le trasladaron a San Juan de Dios. Poco a poco empezó a recuperar el contacto que había perdido contacto con su hija. También recuperó la sonrisa y un 17 de Octubre le dieron el alta. Empezó una nueva etapa rodeada de gente estupenda en la Unidad de Día de Errenteria, teniendo la oportunidad de ir a Donostia el día San Sebastián, también de ir a carnavales y de disfrutar un montón.
Así pasaron los meses y el aita cofundó, junto a otros 3 aitas, una Asociación pro-custodia compartida que fue reconocido a nivel de Euskadi. Fue grande la labor que hizo en defensa de la igualdad de derechos, después de una ruptura matrimonial. Pasaron los años y el aita empezó a gastar compulsivamente, comprando todo tipo de cosas para llenar el vacío de su hija y su mujer. Estaba cayendo enfermo sin darse cuenta. Entró en otra Asociación de la misma índole que la primera, pero a nivel estatal, que también fue reconocida.
Vivió en varios pisos sólo, en pisos compartidos y en un camping. En el último piso en el que vivió en Donostia, cayó definitivamente enfermo y lo trasladaron al Psiquiátrico de Donostia. Después de un mes, le trasladaron a San Juan de Dios. Poco a poco empezó a recuperar el contacto que había perdido contacto con su hija. También recuperó la sonrisa y un 17 de Octubre le dieron el alta. Empezó una nueva etapa rodeada de gente estupenda en la Unidad de Día de Errenteria, teniendo la oportunidad de ir a Donostia el día San Sebastián, también de ir a carnavales y de disfrutar un montón.
Ahora tras 6 meses, el aita, que soy yo, Xabi, me encuentro en una nueva etapa llena de incertidumbre por el futuro. Pero con la ayuda de mis compañeros y los estupendos profesionales de la Unidad, saldré adelante. Gracias compañeros y gracias profesionales, por vosotros mi hija me ha vuelto a ver sonreír.
Un saludo.
Xabier Salaberría
Que bonita historia, me ha gustado mucho leerla y conocerte. Veo que has hecho grandes cosas como las asociaciones de las que hablas, que son útiles para los demás también. Ya sólo eso te servirá para elevar tu autoestima y seguir haciendo cosas importantes para tu hija y para los demás. muy bien. Pérez Celedón
ResponderEliminarKaixo Xabier zorionak! Zure ahizpa oso pozik izango da zurekin. Segi aurrera.
ResponderEliminar¡¡¡¡Aupa Xabi!!!!. Lo que cuentas debe ser un ejemplo para otras personas, lucha contra viento y marea y superación. Animo y a seguir con una vida digna, que te la mereces.
ResponderEliminarQué buena forma de comenzar a dar los primeros pasos en esta "nueva etapa" que recuperando la sonrisa. Muy bonita la historia. Ahora, mucha fuerza, que aunque el futuro hoy pueda ser incierto, como dices al final, en realidad siempre lo es pero hay que pelear por hacerse con él. Ánimo!!
ResponderEliminarJavi (PIR)